El primer día de clase en la
catedra de COE, nos pudimos dar cuenta
con quienes compartiríamos los siguientes cuatro meses. Al inicio, el
profesor se presento y nos pidió que cada uno diéramos una pequeña reseña de
nosotros, como: el nombre, la edad, de dónde
somos, qué estudiamos, etc., después de esto inicio una pequeña tortura.
En algunos estudiantes prevalece un
pequeño taboo en el manejo de la escritura, yo soy unos de ellos y solo el
pensar en que debo poner atención a cómo escribo o cómo hablo, me parece una
pequeña tortura.
Lo malo fue que después que el
profesor nos dio una pequeña ayuda con unas diapositivas sobre acento y tilde,
pero la parte de mi cerebro en la cual quedan retenidos los códigos que me quería
comunicar, funcionó a medias.
Lo único bueno en ese momento,
fue que conocí a dos chicas que si retienen esos temas en su conocimiento,
gracias a ellas realizamos la actividad y yo sobreviví a la primera tortura que
me quisieron suministrar.
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